viernes, 5 de noviembre de 2010

época de frio.

Se puso su lipstick -el mas rojo de ellos- arregló   su cabello especialmente con flores rojas y naranjas, pintó sus ojos mas negros que de costumbre y con el canto de su dedo índice secó su casi naciente lágrima para que no arruinara su look que hace poco adoptó.

Ya no tenía la costumbre de traer audífonos, contrastaban mucho con su folcklorico vestuario negro de encaje, pero aún así los usó con esa vieja música que solo tenía reservada para ella. Antes de que saliera la miré fijamente y le dí mis bendiciones para que continuara su camino, le mencioné esas palabras de ego que yo si suelo decir a menudo, y la protegí de todo mal y le dí el respaldo, tomé su orgullo y lo alcé  y sus altivos movimientos de verdad simulaban a lo que yo quería expresar.
Así anduvo por la ciudad a su citado destino ya entrada la noche. Nadie quebraría su voz. Nada haría que derramara sus  lágrimas. Me tenía a mí y solo a mí.
Llegó con aquellas sus compañeras y fue donde tapé mi cara de vergüenza por ver que con una palabra ella se desplomó irremediablemente. Sus ojos no podían disimular su tristeza, y  aquella su mentora, la consoló. Fue extraño por que no tienen esa confianza, pero aún así la respaldó y le preguntó sobre sus lágrimas. Ella buscó el cobijio de su mentora madre y su altivez falsa y ruin -si siendo ella eso es lo que es- fue a diluirse junto a su perfecto maquillaje.
Sintió la realidad, pudo sentir  mucho frío, la torpeza de sus pies, y aunque su mentora  la llevó junto a sus compañeras a un viaje lustroso entre un maravilloso mundo de sonidos y colorimetría, ella trataba de no pensar. No pudo evitar reconocer ese sentimiento que tenía en su corazón, lo puedo comparar como al que siente un condenado a la hoguera.
El frio congelaba sus pies, luego de andar descalza, y sus manos temblaban con una fuerza inentendible. Al poco rato comprendió que no eran de frío era de desesperación,  y que el frío del entorno no era nada comparado con el frío de su alma.
Creo que en ese momento fue cuando se hartó de mi.

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