Como un clamor distante, escuché tu último suspiro,
al estrujar con fuerza tu fina garganta:
escuché el instante que decidió, entregarse al olvido:
Y mis manos cubiertas de sangre,
gloriosas derrotaron mi hastío.
Y tu terrible sonrisa de rosas
fue arrancada a placer mio.
Me ha trascendido tu existencia,
que antes era mi completo martirio,
ahora infinita es mi inocencia
al saborear que al fin te hayas ido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario