miércoles, 4 de agosto de 2010

El encuentro

Había pasado pues el terrible funeral. Sinceramente no me dió ganas de ir al entierro, ya era medio masoquista de mi parte tener que acercarme a donde no era bienvenida solo para despedir a un muerto. La tierra lo consumirá y su idea -si es que su gente lo recuerda- Seguirá viva a través de las generaciones hasta que de boca en boca se distorcione la misma y su nombre lo lleve el viento y lo estrelle contra  lo evidente.
La verdad es que todo ese día mantuve la compostura,  seguí con mi rutina diaria y quise negar a toda costa mi dolor, pero la verdad es que nadie me lo creía, así que tuve que derramar cuantas palabras pude para que mis amigos supieran  mi sufrimiento. No lo hice mas que con el fin de que alguien me extendiera sus brazos y me acojiera por un rato. Eso no sucedió.
Solo quería dormir. Hacia pues dos noches que me estaban rondando en la mente tantas pesadillas que habían alejado toda posibilidad onírica en mi cabeza. Sinceramente ese día era  un desastre: mis ojos estaban tan hinchados que a penas podía ver, mis sentidos tan alterados que estaba en el desvario completo. ¿Tanto me había afectado tu partida?
Pero ya era tan definitivo todo que solo  podía aspirar a también morir y dejar que el caudal de las angustias me consumieran.
Pero ahí mismo mientras caminaba por aquella vereda, me encontré con ella. Hace años que no la veía.

Haciendo  una mirada para el pasado, la podía ver en donde muchas veces ella  y yo estuvimos en desacuerdos. Viviamos en constantes pleitos, y siempre fue ese ánimo de gobernar y desprestigiar una de la otra. Sinceramente era una perra, y era la última persona que quería ver ese dia.
Así que solo bajé la mirada y continué con mi camino tratando de disimular que me había visto, no tenía ganas de un enfrentamiento con ella, no hoy.
Pero ella se me acercó. Me saludó y me dijo que sabía que estaba yo sufriendo, que podía verlo y hasta lo transpiraba, y era por eso que ese día salió a mi búsqueda.
Me sorprendió escucharla decir eso, sinceramente  ya estaba buscando las palabras adecuadas para quitármela de encima, ella continuó con su diálogo sorprendente.
Me dijo que sabía lo ocurrido y que lo lamentaba, pero no tanto como yo, que ella era mas realista, era alguien mas que había fenecido, y que muchos mas morirían incluso yo, incluso ella, así que era hora de dejar a los muertos en el olvido y seguir adelante.
Le expresé mi debilidad ¿como continuar? Ella ese día me abrazó me dijo que ella estaría ahí conmigo acompañándome, pero sin duda tenía que seguir adelante.
Yo como una bestia herida profundamente me lancé en sus brazos  y lloré y lloré.
Cuando llegué a mi casa por fin dormí, un rato. Pero la verdad todavía seguia catatónica. Tirada en esa cama  el dolor de cabeza era insoportable, no había comido no se en cuanto tiempo y solo me pude dedicar a llorar. Entonces así solo así, pude dormir un rato.
Al despertar a las horas hablé con alguien más, ella me explicó desde su punto de vista algo, y fue donde hubo una empatía de pensamientos entre las tres.
Estaba ocultando el dolor de odiarme a mí misma con otras personas que eran mis compañeros.
Me dolía mucho haber perdido a este último por que proyecté demasiado con él y mi vida ya estaba arraigada a su persona, pero siempre iba a ser lo mismo, infringia contra mi misma, y en rebote contra él.
Fue donde mi antigua enemiga  y yo tuvimos un largo diálogo, en él pudimos divisar pues mi historia pasada.
La verdad me horroricé cuando ella me lo explicó: vimos ese constante circular -el me lo dijo varias veces claro yo lo negué- de hacer una y otra vez lo mismo y lo mismo.... Buscar refugiarme en otras personas para llenar el vacio que yo misma me estaba provocando.
-Sabes - le dije- todo hubiera sido mas fácil si tu me hubieras acompañado
-Yo estoy conciente - me dijo- de que esto sin duda es mi responsabilidad, por eso mismo estoy aquí, para remediarlo junto a tí, sé que te he hecho y me has hecho de todo para destruirnos mutuamente, pero ya no quiero seguir con esta guerra, puesto que no somos enemigas. Ya estuvo bueno de tantas.
Ahorita todavía nos hace falta conocernos más, y como he visto que has intentando volver a tener un poco de contacto conmigo  por eso he venido para acunarte mientras te recuperas y podemos seguir caminando juntas.
Fue entonces donde nos pusimos a relatar todo aquellos dolores que creíamos que había pasado, y nos dimos cuenta que siempre había  esa falta de ella en toda la historia personal.
Me abrazó, pude entonces cerrar los ojos y dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario