domingo, 11 de julio de 2010

Luna de Sangre

En aquel sueño -donde la noche reinaba la faz de la escena-
En aquel sueño -Donde  miraba la luz de aquella estrella-
En aquel sueño -Colmado de sangre lucía la Luna llena- . . .

Comprendí  pues que mi búsqueda, había muerto. Aquel fastidoso paseo por las calles marchitas me mostró pues que estaba sola. La lluvía besaba mi frente y los sueños inaudítos se balanceaban en mi espalda.  Ya no estaba en pos de encontrar a una persona - todas las personas son extrañas (cosa que no me disgusta) pero no se en que grado son terribles-  al borde de la desesperación de no reconocer mis manos, en el paso suicida y vagabundo busqué creer en Dios -mitológico a nuestra imagen y que nos escucha-  así que en aquella melancólica noche solo abrí los brazos  -lo juro no había nadie- y mire al cielo en busca de su abrazo final. Pero me encontré el cielo enegrecido, la espesura selvática de los pensamientos se centraron en aquella luna blanca y perfecta y de en medio -como si algun bastardo hubiera arrojado una estaca en su pecho- comenzó a sangrar...
Su sangre se extendió por su cuerpo esférico y me pareció terriblemente maravilloso. Aquí lo extraño es que mencioné un nombre en silencio... y pensé -ojalá estuvieras aquí, esta luna es para tí- y si es extraño porque no suelo pensar demasiado en instrospecciones sentimentales en sueños. Pero ahí estaba yo. Mencionando un nombre precioso que tenía cierta alegoría con la escena.  No he mencionado demasiado su nombre en mi vida -puesto que conozco muy poco de su persona- pero seguro me ha impactado lo suficiente para que en anhelos, cuando he encontrado el mítico símbolo perdido, piense en el.
Ahora,  no quiero pensar en la persona. Carne y sangre.  No quiero pensar en la idea. Palabras y Fantasías. No quiero pensar en el símbolo... ya muchos problemas me ha traído depender de ello. Quisiera que todo se mezclara  y poder ver como las personas ven a las personas. Como una integridad.
Pero sinceramente ... se me acabaron las fuerzas.
Y por el momento tomo su  simbólico nombre en mi corazón.
En la ncohe negra mas siniestra, que me ilumine su halo escarlata y su arquetipica forma femenina me cuide.

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